En el 2021 se cumplen 20 años del atentado de las Torres Gemelas, el cual ocurrió el 11 de septiembre de 2001. Y aunque ya pasaron dos décadas de la tragedia, el rescatista Luis Eduardo Marulanda sigue recordando con dolor su experiencia en los escombros del World Trade Center (WTC).
Ese día, el 11 de septiembre de 2001, Luis Eduardo buscó sobrevivientes durante más de 40 horas sin parar. Ahora, desde su casa en Bogotá, Colombia, se pregunta si hubiera podido hacer más para ayudar a las víctimas.
“Se me pone la piel de gallina. Sabíamos que había mucha gente atrapada ahí”, dice conmocionada Marulanda, de 57 años, al recordar el fatídico día.
Luis Eduardo Marulanda se encontraba ese día en Nueva York por casualidad
Cuando los dos aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas, Marulanda se encontraba en Nueva York por casualidad, bebido a que estaba haciendo un curso de instructor de bombero y comprando ambulancias para la Cruz Roja colombiana.
Sin embargo, no lo pensó dos veces y llegó al sur de Manhattan para ofrecerse como bombero voluntario poco después de las nueve de la mañana del 11 de septiembre, antes del brutal colapso de las torres.
Para llevar a cabo los rescates, Luis debía cargar unos 45 kg de equipamiento, el cual incluía un tanque de aire comprimido, hacha, tramos de manguera, pitones, entre otras cosas. Él ayudó en uno de los primeros intentos de entrar a la torre norte para ayudar a evacuar personas, mientras llegaban las primeras unidades de bomberos.
“Alcanzamos a subir cinco escalones, nada más. El caos era tremendo, la gente se lanzaba una encima de la otra. Era imposible subir, había una turba humana (…) Gracias a Dios no nos dejaron subir, porque hubiéramos perecido en el colapso”, recuerda Marulanda en una entrevista con AFP.
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Luis Eduardo pasó tres meses buscando sobrevivientes
Tras el 11 de septiembre de 2001 Luis Eduardo permaneció tres meses en el país: primero buscando sobrevivientes, durmiendo junto a otros rescatistas en oficinas cercanas, y luego recogiendo evidencia.
“Vi muchos, muchos cuerpos que quedaron muy pequeños, reducidos, imposibles de identificar”, contó.
Marulanda recuerda que una de las cosas que más le impacto fue que muchas personas nunca pudieron obtener el cuerpo de su familiar, debido a que no quedaron restos de cientos de víctimas.
“Vi a una familia mexicana a la cual le entregaron un par de zapatos para enterrar, recuerdo su cara, el traductor les hablaba y la mujer decía: ‘¿Y usted quiere que me lleve esto?'”, aseguró el bombero colombiano.
Con respecto a la estructura de las Torres Gemelas recordó: “la destrucción gigante, muy, muy gigante, y en un espacio muy reducido”. Además, Luis Eduardo se acuerda del sufrimiento de muchos inmigrantes sin papeles que no se atrevían ni siquiera a pedir los restos de familiares desaparecidos por temor a ser deportados.
En la actualidad, Luis Eduardo Marulanda se cuestiona si hizo lo suficiente o pudo haber ayudado más
El colombiano recuerda que también asistió a varios bomberos atrapados en el derrumbe del edificio 7 del WTC (World Trade Center), de 47 pisos, el cual colapsó siete horas después de las Torres Gemelas.
“Corrí a ayudarlos, lavé sus ojos, les di oxígeno, les coloqué líquidos intravenosos”, contó.
Y aunque para miles de personas su labor de ayuda es algo de admirar y aplaudir, Luis Eduardo se cuestiona si realmente hizo lo suficiente y asegura que pese a que EE. UU. no es su nación, sintió “dolor de patria”.
“¿Pude haber hecho más? ¿Hice lo suficiente?” (…) (Sentí) un dolor de patria, aunque no era mi patria. Pero uno no necesita ser ciudadano americano para sentir ese dolor. Y eso persiste”, reflexiona.
El bombero colombiano tuvo que buscar ayuda psicológica
Meses después, cuando ya estaba en su país natal, las noches para Luis Eduardo fueron algo tormentosas, ya que aquellos días de intensa búsqueda entre escombros siempre regresaban a sus sueños.
“Mi esposa me decía que brincaba mucho en la cama, me decía que eso le molestaba y la despertaba a cualquier hora. Hubo que empezar a buscar ayuda psicológica profesional, hablar mucho del tema”, recuerda.
Y aunque su labor de búsqueda tras el colapso de las Torres Gemelas fue de admirar, el país norteamericano no le agradeció de la mejor forma.
Según cuenta Marulanda, no tuvo tiempo extender su visa estadounidense en los tres meses que trabajó en la Zona Cero y cuando quiso regresar a Colombia, lo llevaron ante un juez migratorio.
“Me quería deportar, decía que yo era un irresponsable, un abusivo. Me prohibió regresar a Estados Unidos durante siete años”, concluyó.