También conocido como pena ajena, ‘dentera’ o ‘grima’, todos conocemos esa sensación similar a escalofríos recorriendo nuestra espalda: es el famoso ‘cringe’.
Según el psicólogo Phillipe Rochat, el ‘cringe’ es una respuesta automática que es empática, ya sea por compasión, o porque algo nos parece gracioso. Se trata de una respuesta de empatía porque uno no puede ‘tener cringe’ sin saber lo que pudiera sentirse la situación que se evalúa.
Si el ‘cringe’ se experimenta consumiendo videos vergonzosos y ‘disfrutando la sensación’ porque nos causa risa, quiere decir que el ‘cringe’ viene de un lugar negativo, ya que es la reafirmación de que esa persona considera que actuar así no está bien o que nunca se lo permitiría, pues le causaría vergüenza.
Esos señalamientos resultantes del ‘cringe’ muchas veces se usan para minimizar ideas políticas o sociales, atacando siempre al interlocutor, sin buscar debatir las ideas.
La proyección que constituye estos actos, viene de la inhabilidad para expresar las emociones o ideas propias con claridad. No solo se hace con ideas políticas.
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Por ejemplo, si alguien está declarando su amor en un evento deportivo de una manera que calificamos de ‘cursi’ y nos da esa típica sensación escalofriante, tal vez sea porque nosotros mismos no sabemos cómo expresar la grandiosidad de nuestro amor.
Entonces, ¿cómo es eso del ‘cringe de compasión’?
Bueno, si ves a alguien cayéndose en un auditorio y te recuerda a aquella vez que tú te caíste entrando a casa de tus suegros, eso es ‘cringe por compasión’; es el reflejo de un fallo propio en el fallo ajeno.
La doctora Laura Müller-Pinzler, en una investigación doctoral para la Universidad de Lübeck, Alemania, estudió la vergüenza con detenimiento.
En su recorrido, señaló que además del ‘cringe por compasión’, se podía sentir una especie de ‘pena’ por aquellos que no consideran vergonzoso algo que a nosotros nos parecería imposible de hacer o de decir.
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Y también desbloquea en nosotros un nivel más elevado de empatía
De acuerdo a Müller-Pinzler, el ‘cringe’ activa las regiones del cerebro que están asociadas con nuestras emociones y con el entendimiento de los demás.
También con algunas áreas relacionadas con el dolor y el placer. Todo esto conforma la llamada “red mental”, que se activa cuando queremos saber qué piensa otro o queremos entenderlo mejor.
Entonces el ‘cringe’ está hecho para conectar a nivel evolutivo. También juega un papel importante en nuestra percepción particular del mundo: si disfrutamos el contenido que nos genera ‘cringe’, si nos da vergüenza ajena el amor, los bailes, las sonrisas, etc.
Si usamos esta sensación que no nos gusta para cuestionarnos por qué lo estamos sintiendo, qué podemos aprender de ello y cómo podemos aprender a disfrutar lo que es ajeno a nosotros mismos, habremos tenido una gran lección de empatía hacia los demás.