Uno de los eventos más importantes en el calendario político y real de Gran Bretaña es el discurso habitual de la reina en la apertura Estatal del Parlamento en el Palacio de Westminster en Londres. Hoy, luego de 59 años, la reina se vio obligada a no asistir. De acuerdo a un comunicado ofrecido por la Casa Real, la decisión viene seguida de algunos “problemas de movilidad de la monarca”, la cual tras consultar con sus médicos, faltó a regañadientes.
Su lugar lo tomó por primera vez su hijo, y heredero de la corona, el príncipe Carlos de 73 años. El cual cumplió con la tarea de dar el discurso de apertura de la nueva legislatura en el Parlamento británico y leer el programa del Gobierno del primer ministro Boris Johnson.
Cada vez más la reina ha estado dejando que su hijo la sustituya en esta clase de eventos, sobre todo luego de que enfermara de COVID-19, lo que en sus propias palabras la dejó mucho más débil y constantemente agotada. Sin embargo, la lectura del acontecimiento de hoy está dejando un mensaje bastante simbólico: se acerca el fin de una era.
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Un nuevo rey en la mira
A pesar de que no es la primera vez que la reina se ausenta para este acontecimiento en particular, si es la primera vez que su hijo Carlos toma su lugar. En las dos ocasiones anteriores, la monarca no participó debido a sus embarazos de los príncipes Andrés, en 1959, y Eduardo, en 1963.
En esta oportunidad, el príncipe Carlos asumió funciones de Jefe de Estado, acompañado de su esposa Camila (duquesa de Cornualles) y su hijo mayor Guillermo (duque de Cambridge), quien por primera vez asiste a esta ceremonia. Con una voz monótona y neutral leyó durante nueve minutos el esperado discurso ante los diputados y los Lores reunidos en la cámara alta del parlamento.
No son pocos los achaques y dificultades que tiene que sortear la reina para presentarse ante sus súbditos; sin embargo, está indispuesta abdicar, como parte de su compromiso cuando asumió la corona: en la que prometió dedicar toda su vida al servicio de su pueblo.