La modelo brasileña Jennifer Pamplona quiso llevar su admiración por Kim Kardashian a otro nivel, hasta el punto de querer parecerse a ella físicamente. Para lograr el cambio, esta chica de 29 años se practicó más de 40 cirugías, siendo la primera de ellas a la edad de 17 años cuando se hizo un aumento de senos. Luego de una década, Jennifer se arrepintió y decidió revertir con más cirugías las que ya se había realizado.
Para Pamplona, las innumerables operaciones tuvieron un costo estimado de 600 mil dólares, dinero que más nunca regresará a su vida. Pero arrepentirse de estas cirugías tampoco le salió gratis, ya que tuvo que desembolsar más de 120 mil dólares para volver a tener el rostro de antes.
“Yo había trabajado y estudiado y era empresaria. Hice todas estas cosas y obtuve todos estos logros en mi vida personal, pero solo me reconocían porque me parecía a una Kardashian (…) La gente me llamaba Kardashian y empezó a ser molesto”, confesó la modelo al modelo New York post.
La felicidad nunca llegó con su trasformación
Si bien Jennifer ganó mucha popularidad por su increíble parecido a la hermana Kardashian, llegando a acumular más de un millón de seguidores, no consiguió nunca la felicidad que pensó tendría luego de tantos procedimientos.
“Descubrí que era adicta a la cirugía y no era feliz, me ponía relleno en la cara como si estuviera en el supermercado. Era una adicción y entré en un ciclo de cirugía igual a fama y dinero, simplemente perdí el control de todo. Pasé por muchos momentos difíciles”, puntualizó Pamplona.
Después de años sufriendo dismorfia corporal, luciendo la piel de otra persona, Jennifer tomó la difícil decisión de recuperar su aspecto de nacimiento. Buscó un cirujano en Turquía que le garantizara un cambio casi perfecto y luego de ver imágenes de referencia tomó la decisión.
“Me hice un estiramiento de cara y cuello, eliminación de grasa bucal, cirugía de ojos de gato, un estiramiento de labios y una operación de nariz, todo a la vez”, dijo. “Entré al quirófano como una persona y salí como otra”.
Durante su última tanda de operaciones, la modelo aseguró que no dejó de sangrar por las mejillas durante tres días debido a una infección que desarrolló. Aunque ya está fuera de peligro, no recuerda ese momento con mucha alegría: “Pensé que me estaba muriendo. Estaba pensando para mis adentros, ‘¿Qué diablos he hecho con mi vida?'”, lamentó.
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Jennifer Pamplona ahora se dedica a ayudar a personas que sufren dismorfia corporal y ha comprendido que su felicidad no debe recaer en su aspecto físico.
“El mejor sentimiento es saber que ya no estoy peleada conmigo misma. Ahora soy quien quería ser y realmente ahora entiendo el significado de la vida. Siento que puedo ayudar a mucha gente con la historia de mi vida, pero mi cara es hermosa y ahora me veo aún más hermosa”, concluyó la valiente modelo.