Muchos sueñan con ser famosos, estar rodeados de éxito y ganar grandes cantidades de dinero, pero a Miguel Herrán, a quien quizás conozcas como ‘Río’ en ‘La casa de papel’ o ‘Chtistian’ en ‘Élite’, el reconocimiento llegó sin buscarlo.
Su historia no es nada complicada. Era el típico rebelde sin causa; no quería trabajar, no quería estudiar y salía mucho a la calle solo para estar con sus amigos.
Sin embargo, una noche cambiaría su vida para siempre: mientras perdía el tiempo en las calles de Madrid, se encontró con el director Dani Guzmán y le ofreció hacer una película. Sin tomárselo en serio le dijo que la hacía gratis, ya que su única motivación era “echar unas risas y vacilar”.
La fama llegó con su lado oscuro y reconoció que no fue muy ‘buena persona’. Tenía una personalidad particular e hizo muchas cosas de las que no se siente orgulloso.
Además, sufrió de un trastorno que lo llevó a estar siempre preocupado por su físico. Aunque sus músculos lo han llevado a ser muy codiciado, son el resultado de un difícil proceso en su vida.
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El trastorno físico que sufrió Miguel Herrán
La celebridad padeció de vigorexia, la cual se caracteriza por la obsesión de tener un cuerpo con bastante masa muscular. Y aunque puede parecer algo poco común, durante su adolescencia Herrán vio en él mismo una figura que no era real.
Su obsesión llegó tan lejos que quería seguir aumentando sus músculos y se veía delgado pesando 80 kilos. Siempre quiso alcanzar estándares que los demás le querían imponer, sin darse cuenta de que había olvidado cómo quería verse realmente.
El proceso fue duro y necesitó de acompañamiento, pero logró superarlo. Ahora con 67 kilos dice verse perfecto… a pesar de que no tiene un abdomen espectacular, que sus bíceps se vean pequeños o que sus dorsales son irregulares, simplemente le gusta lo que ve.
El dinero no lo hizo feliz, de hecho dice que dañó muchas cosas de su vida y le ha dado más preocupaciones que cuando no lo tenía. Sin embargo, intenta dar lo mejor de sí en cada personaje y podemos decir que sin duda tiene talento.
Así que cuando observes esa simpática sonrisa en tu pantalla, recuerda que la ficción no siempre se ve igual que la realidad.
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