Aunque nació en Estados Unidos, Rami Malek siempre fue visto como un inmigrante egipcio buscando un futuro en Hollywood. Ahora, a sus 40 años, puede decir que logró cumplir su sueño.
Rami no tuvo una vida sencilla; el famoso artista creció repartiendo pizza y shawarma en las calles de Hollywood, mientras trataba de cumplir su gran sueño de convertirse en actor profesional.
“Crecí en una familia que emigró aquí (Estados Unidos) y, ya sabes, mi padre trabajó puerta a puerta para vender seguros”, dijo Malek.
Antes de triunfar, Rami se vio obligado a trabajar en restaurantes en donde se ganaba el sustento para su hogar con padres migrantes de Egipto.
Pese a que siempre lo educaron para tener un trabajo estable y con dinero, Rami se sentía vacío y estancado, alejado de sus sueños.
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La familia de Rami Malek quería que él fuera abogado
Su familia quería que fuera un abogado para garantizar que tuviera una profesión “seria”, como su gemelo quien es profesor, pero Malek sabía que eso iba a costarle su felicidad.
“Mi hermana es médico de urgencias, mi hermano es maestro y estoy aquí y creo que mucha gente puede identificarse con el deseo de una oportunidad y yo quería una oportunidad…”
“Ahora la tengo y solo quiero que todos, sin importar cómo creciste, el nivel socioeconómico en el que naciste, tengan la oportunidad de no ser reprimidos en este momento del mundo, sino tener una oportunidad como la que me han dado a mí”, contó Rami.
Aunque abrirse paso en la dura industria del cine lo hizo pasar por meses de depresión y baja autoestima por el rechazo que vivió en su carrera como un “inmigrante del medio oriente”, hoy puede decir que tiene su trabajo soñado.
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