A sus 75 años, la reina consorte de Inglaterra y esposa del Rey Carlos III, Camilla Parker, considera que está demasiado viaja para practicar su hobby favorito, uno que compartía con su suegra, la Reina Isabel II. Durante su primera visita al extranjero, alegó que antes solía disfrutar de paseos en cabello, algo que tuvo que dejar atrás considerando su edad.
Según publicó el diario The Mail on Sunday, Camilla Parker se encontraba junto al Rey Carlos III en Alemania dando una corta charla con jóvenes estudiantes y líderes. Durante su paseo aprovechó para revelar algunos aspectos de su vida personal.
“Solía montar caballos, pero lamentablemente ya no los hago. Creo que soy demasiado vieja, pero tengo caballos de carreras. Anoche vi en mi pantalla nacer uno de los potros, lo cual fue muy emocionante”, dijo Camilla al grupo de niños en un colegio en Hamburgo.
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La postura de Camilla ha sorprendido a algunos, quienes argumentan que la Reina Isabel II llegó a montar a caballo mucho tiempo después de cumplir 90 años. El año pasado, a pocos meses de su muerte, los medios británicos informaron que la monarca seguía practicando algunas disciplinas ecuestres y mostrando su amor por estos animales.
Camilla se enfrenta con el Rey Carlos III
Según ha revelado en distintas oportunidades, Carlos III no comparte el mismo gusto por los caballos que su esposa. Por esta razón Camila Parker se ha hecho cargo del funcionamiento diario de los establos de la difunta reina en lugar del rey. Sin embargo, todo apunta que el dinero que destina la corona a este tipo de actividades cambiará radicalmente.
Según reveló el rey al diario ‘The Times’, bajo su mandato tomará la decisión de reducir los gastos que generan los establos y caballos de su familia.
“Actualmente en los establos reales hay 50 caballos que suponen un gasto de 1,5 millones de libras. Esto supone pérdidas para la corona, ya que las ganancias que proporcionan los caballos de carreras no alcanzan dicha cantidad”, reveló el rey Carlos III.
Entre esos gastos no solo se encuentra el mantenimiento de los caballos, sino también el pago de los entrenadores y especialistas, quienes garantizan que estos animales puedan competir en los más prestigiosos certámenes.