En un momento en el que el peligro de extinción amenaza a tantas especies, cada acción para rescatarlas cuenta. Y esto es lo que están haciendo en un pequeño pueblo venezolano que ha decidido organizarse para salvar a las tortugas marinas.
Luego de varios años, esta población está logrando el objetivo que se plantearon: volver a convertir sus playas en un lugar seguro para que las tortugas marinas depositen sus huevos. Y así luchar contra la extinción que las amenaza.
En una entrevista concedida a CNN, Pedro Luis Pérez Izaguirre, residente de la zona, comentó que en el pasado había quienes “maltrataban” a estas especies. Dijo que había quienes “se los comían (a los huevos), y también la carne de la tortuga”.
Destacó que otras amenazas a las que se enfrentaban las tortugas que se dirigían a esa cota a desovar, eran las actividades turísticas con automóviles 4×4 y la venta de arena procedente de la playa.
Esta fue la razón que hizo que Luis entendiera que tenía que hacer algo. Fue así como decidió crear la Fundación Luz Marina hace 19 años.
¿Cómo este pueblo venezolano comenzó a salvar a las tortugas marinas?
Esta fundación tiene el objetivo de garantizar que las tortugas puedan poner los huevos con seguridad. Pero su trabajo no queda allí. Ellos se encargan de hacerle seguimiento al proceso hasta que los tortugillos que nacen de esos huevos se adentran en las aguas del Caribe.
“Es algo único ver un animal tan grande, una tortuga que viene por ahí a desovar sus hijos, eso lo llena a uno de energía”, le contó Luis a CNN.
Ver esta publicación en Instagram
Logros de esta tarea de rescate y conservación de las tortugas marinas
La fundación cuenta con el respaldo del Proyecto de Conservación de Tortugas Marinas, con quienes han logrado fomentar en la comunidad el valor hacia esta especie.
Como parte de sus logros, destacan la liberación en el mar de más de 2.000 tortuguillos.
La tarea de la fundación es ardua y muy comprometida. Cuando las tortugas llegan a la playa, los colaboradores comienzan a localizar los nidos que corren peligro de dañarse. Luego rescatan los huevos y los trasladan a un vivero en el que permanecen alrededor de 55 días, hasta que los tortuguillos están listos para su liberación.
Luis explicó que liberarlos también es una gran tarea. Pues para cuidarlos de depredadores deben hacerlo sobre las 7:00 p.m., cuando el sol ya no alumbra la playa.
Y aunque también hay otros riesgos de los que no pueden cuidarlos, como la contaminación de los mares, Luis asegura que vale la pena el esfuerzo.
Finalmente, los miembros de esta fundación aprovechan este momento tan especial para educar a las nuevas generaciones sobre la importancia de preservar a estas especies y al medio ambiente en general. “Lo que estamos dando es una batalla por la vida, una batalla de la vida y por amor. Estamos dándole una oportunidad a la vida y esa es la parte de la magia que la tortuga nos está poniendo ahí como una misión permanente, diaria”.
Según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, actualmente hay unas 5.200 especies en peligro de extinción. De ellos, 25% serían mamíferos y anfibios, 34% de los peces, el 20% de los reptiles y el 11% de las aves.