Consejos para conservar el queso y que dure más tiempo en el refrigerador

A todos nos encanta el queso, pero a veces resulta difícil conservarlo fresco y sabroso durante mucho tiempo. El problema por lo general es que se pudre o se daña porque quizás no aplicamos la forma correcta al almacenarlo.

Mantenerlo fresco en la nevera debe ser algo esencial, de lo contrario si está en mal estado, puede causar problemas relacionados con el sistema digestivo.

Evita que se seque, pierda sabor o que se eche a perder aplicando los consejos que te compartimos, así podrás preservar el queso por más tiempo en el frío; listo para tus recetas favoritas.

¿Cómo conservar el queso en el refrigerador?

Elige el tipo de envoltorio adecuado

No todos los quesos requieren el mismo tipo de empaque para su conservación. Toma nota de cuatro opciones para envolver tus quesos de manera correcta y así prolongar su vida útil en el refrigerador:

Aplica estos consejos para conservar el queso fresco por más tiempo en la nevera. Crédito: Freepik

Separa los quesos según su intensidad de sabor

Almacenar juntos los quesos de sabores intensos y suaves puede afectar el gusto de estos últimos. Para evitar que se mezclen los aromas, almacénalos en compartimentos separados o en recipientes herméticos individuales.

Controla la temperatura y humedad

La temperatura y la humedad son factores clave para conservar el queso de manera adecuada. La mayoría de los quesos se mantienen mejor a una temperatura de entre 4 y 8°C y una humedad relativa del 80% al 90%.

Aunque la puerta de la nevera es un lugar común para guardar el queso, esta no es el mejor sitio, ya que la temperatura y la humedad pueden variar cada vez que se abre y se cierra.

Si no tienes otra opción que guardar el queso en la puerta, asegúrate de envolverlo adecuadamente y de colocarlo lo más lejos posible de la abertura.

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Otros consejos para preservar algunos tipos de queso

Los quesos frescos como la mozzarella, requieren un tratamiento especial para conservarlos en buen estado. Este tipo deben almacenarse sumergidos en su propio suero o en agua ligeramente salada, en un recipiente hermético. Cambia el líquido cada dos días para mantener la frescura.

También es importante que disfrutes del queso en su mejor momento. Los quesos frescos y de corta maduración, como mozzarella o queso de cabra, deben consumirse primero, ya que tienen una vida útil más corta. En cambio, los quesos de maduración media o larga, como el cheddar o el gouda, pueden esperar un poco más.

Por último, te recomendamos que revises el estado del queso periódicamente para detectar signos de deterioro, como moho no deseado, decoloración o malos olores. Si encuentras moho en un queso duro, puedes retirarlo con cuidado y seguir consumiendo el resto. Sin embargo, si el moho aparece en un queso blando, es mejor desecharlo.

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