Para muchas, la fecundación in vitro (FIV) se convierte en una esperanza para cumplir su sueño de ser madres. Sin embargo, pasar por este tratamiento fue un momento oscuro para cientos de mujeres que acudieron a la clínica de fertilidad de Yale; pues luego de someterse a un procedimiento quirúrgico, varias se quejaron de un dolor ‘insoportable’, pero fueron totalmente ignoradas.
Para alrededor de 200 pacientes en el Yale Fertility Center, el camino hacia la maternidad se convirtió en una experiencia dolorosa y angustiante. En un período de cinco meses en 2020, estas mujeres sufrieron un dolor intenso durante el procedimiento de extracción de óvulos. Aunque lo que más causó indignación es que sus gritos de dolor fueron minimizados y, en la mayoría de los casos, se les negó el alivio que merecían.
Lo que ellas no sabían, ni mucho menos el personal de salud de la clínica, es que en lugar de recibir la dosis esperada fentanilo (usado en la anestesia para el dolor), les suministraron solución salina.
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El dolor de cientos de mujeres fue ignorado en la clínica de fertilidad de Yale
Esto ocurrió debido a que una enfermera del Yale Fertility Center llamada Donna Monticone había estado robando el fentanilo y reemplazándolo por la solución salina. Pues se volvió adicta a las drogas para sobrellevar su divorcio y esa adicción la llevó a robar dicho analgésico.
En el podcast ‘The Retrievals’, de Serial Productions y The New York Times, algunas de las mujeres describieron la terrible experiencia que vivieron durante el procedimiento de la extracción de óvulos, que consiste en insertar una aguja larga en la vagina. Sin embargo, estuvieron completamente despiertas sin ningún medicamento.
“Fue malo al instante. Sentí que alguien había estado dentro de mí y me había destripado. Me raspó y me quemó”, comentó una mujer llamada Leah.
Por su parte, otra paciente de nombre Laura Czar señaló que había experimentado “un dolor desgarrador” mientras le extraían los óvulos. Ella recurrió a este procedimiento luego de que dos meses antes le diagnosticaran cáncer de mama. Y como temía a que la mastectomía doble la dejara sin la posibilidad de concebir, decidió congelar sus óvulos.
Si bien los médicos le dijeron que estaría consciente pero sedada con un cóctel de fentanilo para el dolor, esto no ocurrió.
“Yo estaba como: ‘Esto va a ser fácil’. Había pasado por tantas cirugías y procedimientos. Sé lo que es estar bajo anestesia y que te den medicamentos para que no sientas nada”, recordó.
Sus dolores fueron minimizados
Sin embargo, apenas comenzó el proceso, se sintió presa de un dolor intenso. “Puedo sentir todo lo que estás haciendo, necesito más medicina”, le dijo a su médico. Pero le indicaron que ya había recibido la dosis máxima del medicamento. Fue así cómo la confianza y la seguridad que esperaba sentir durante esta experiencia se vieron reemplazadas por la angustia y el desconcierto. Incluso llegó a pensar que era inmune al fentanilo.
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Más allá del dolor físico, el trauma emocional fue igualmente devastador. Las pacientes confiaron en los profesionales médicos para guiarlas en este proceso emocionalmente cargado, pero en lugar de eso, se encontraron con una traición de confianza y un dolor innecesario.
De hecho, cuatro de las mujeres víctimas denunciaron a la clínica de Yale debido a que aseguraron sentirse “traicionadas” cuando sus quejas de dolor fueron “desestimadas” principalmente por el personal del lugar.
Este incidente saca a la luz la importancia de la atención médica empática y comprensiva, sobre todo en las etapas de la FIV. Todas merecen ser escuchadas y respetadas en sus experiencias, especialmente cuando se enfrentan a momentos tan significativos en sus vidas.