La vida a menudo nos sorprende con historias de romance que son auténticas joyas, y Tanatsa Lucas, una mujer australiana de 30 años, es el ejemplo perfecto de cómo el destino puede traer el amor cuando menos lo esperas, hasta en un repartidor de delivery.
Todo comenzó en junio de 2020, cuando la joven esperaba su pedido de cubiertos que había comprado en la web. La sorpresa llegó cuando Corey, el repartidor, la llamó para informarle que estaba en la puerta de su casa.
Fue entonces cuando Tanatsa escuchó su voz por primera vez y sintió que había algo especial en él. Ese breve intercambio telefónico dejó una impresión duradera en ella, según contó al medio Mirror.
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Una mujer se enamoró de su repartidor de delivery y terminaron casándose
Llena de valentía y curiosidad, la mujer le envió un mensaje a Corey esa misma noche, preguntándole si estaba soltero. Sin perder tiempo, se reunieron en un bar para una primera cita que sellaría su destino. Y desde el principio, se dieron cuenta de que estaban destinados a estar juntos.
La relación entre ambos avanzó rápidamente, y a los tres meses, recibieron la noticia de que serían padres. Ante este giro inesperado del destino, el repartidor decidió dar un paso aún más significativo: le propuso matrimonio. Sorprendida pero emocionada, Tanatsa aceptó, y se casaron el 19 de diciembre de ese mismo año.
“Solo habían pasado seis meses desde nuestro primer encuentro, así que quedé impresionada, pero dije que sí”, comentó la mujer.
La boda fue una sorpresa para sus seres queridos, pero Tanatsa y Corey sabían que habían encontrado el amor de sus vidas de una manera única y especial. A pesar de los consejos que recibieron de muchas personas que les instaban a tomarlo con calma, no cambiarían nada de su historia de amor. “Simplemente hicimos clic desde nuestro primer encuentro”, agregó.
De hecho, en agosto de 2023 la feliz pareja le dio la bienvenida a su segundo hijo. Y aunque criar a dos pequeños puede ser un desafío, están más unidos. “Nos amamos aún más”, dijo la mujer, demostrando que el amor puede crecer y fortalecerse, independientemente de las circunstancias.