Heidi Crowter vivió de cerca el rechazo y la discriminación por haber nacido con síndrome de Down, pero aún así ella solo ve lo maravilloso que hay en las personas que tienen su misma condición.
Es por eso que está en una lucha incansable para que los embarazos de niños que tienen un cromosoma extra (lo que causa este síndrome) puedan nacer sin ser desechados.
“Quiero luchar por los derechos de los nonatos con síndrome de Down para que tengan los mismos derechos que todos los demás”, contó la joven activista a BBC Mundo.
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Heidi Crowter defiende a capa y espada a los niños con síndrome de Down
Ella tiene como objetivo principal que las familias logren entender que los bebés con esta condición son tan especial como los demás. Incluso, es enfática al expresar que ellos también merecen vivir con el mismo respeto y derecho a la vida.
Esta carismática mujer cuenta que sus padres se enteraron de su afección cuando ella nació y no se escaparon de sentir miedo al enfrentarse a algo desconocido.
“Mis padres recién se enteraron de que yo tenía Down cuando nací y lo primero que sintieron fue miedo. No sabían qué esperar, pensaban que nunca iba a poder independizarme, que nunca me casaría”, reveló hablando por videollamada desde la ciudad inglesa de Coventry.
Así como muchos niños con síndrome de Down, Heidi Crowter también nació con problemas de salud y sus papás nunca la abandonaron. Más bien, ella cuenta, que ahí entendieron que tuvieron una hija que lo que necesita es amor.
“Mi primer año de vida fue muy duro porque nací con un agujero en el corazón y debieron operarme. Entraba y salía de hospitales. Aún tengo la cicatriz en el pecho. A mis padres les tomó casi perderme para empezar a amarme, cuando se dieron cuenta de que simplemente era una beba que necesitaba amor”, detalló.
Y fue tanto lo que terminaron amándola que, cuando ella era solo una niña, sus papás escribieron un libro sobre su infancia titulado “Paquete sorpresa”.
Ella creció y se educó como una mujer fuerte, valiente y capaz. Por eso le abrió las puertas al amor y se casó con James después de vivir un año comprometidos.
Con su historia como ejemplo, Heidi no permite que los demás la menosprecien o intenten rebajar su valor. Además, deja muy claro que ella no es su condición, es una persona que tiene derecho a vivir al máximo como todos los demás.
“No soy un síndrome, soy una persona. Solo soy Heidi viviendo al máximo con síndrome de Down”, expresó.