Definitivamente no hay edad para cumplir tus sueños y Amy Spicer, una niña de 10 años, es ejemplo de ello, pues a su corta edad se convirtió en la piloto de aeronaves eléctricas más joven del mundo.
Desde sus primeros años de vida, la pequeña de origen australiano tuvo claro que quería andar por los cielos. Y su sueño se hizo realidad a una edad en la que la mayoría aún no ha entrado a la escuela secundaria. ¿Puedes creerlo?
“Tenía dos años y medio cuando dije por primera vez que quería hacerlo. Tenía siete años cuando hice mi primer vuelo. Creo que tenía ocho cuando lo hice en un planeador y tomé lecciones cuando tenía ocho años y cumplía nueve años”, dijo en entrevista con Reuters.
Te puede interesar: Lola, la tierna niña viral en TikTok que seguro te hará querer tener un bebé
Amy Spicer, la niña que se convirtió en piloto con tan solo 10 años
Amy se encontraba en el aeropuerto de Jandakot en Perth, Australia, lista para recibir una lección de vuelo en un Pipistrel Alpha Electro, que es un avión de entrenamiento biplaza eléctrico que la catapultó como la piloto más joven del mundo.
“Hoy volé el Pipistrel Electric que, como dice el nombre, es uno de los pocos aviones eléctricos que conozco. Estoy orgullosa de poder ayudar al futuro de la aviación reduciendo las emisiones de carbono y volando con vehículos eléctricos”, señaló.
La aeronave, operada por la compañía FlyOnE, representa un paso audaz hacia la sostenibilidad en la aviación. Aunque actualmente los aviones eléctricos tienen un alcance modesto, el fundador de la empresa, Korum Ellis, destacó que pueden volar “hasta una hora y en ciertos espacios aéreos, bajo ciertas condiciones”.
Por su parte, Amy, que ya ha compartido su pasión en la ‘Cumbre de Mujeres en la Aviación’ de este año en California, está dejando una marca imborrable en la industria aeronáutica. A pesar de las dudas de algunos compañeros de cuarto grado, quienes le decían que no podría volar ni ser piloto antes de obtener una licencia de conducir, la niña de 10 años ha demostrado que los cielos no tienen límites, incluso antes de llegar a la edad para conducir.
Asimismo, la pequeña se ha convertido en una fuente de inspiración para que otras niñas y mujeres continúen rompiendo las barreras de género, establecidas por la sociedad.