¿Eres una señora? Hay varias señales de que podrías ser una “doñita” atrapada en el cuerpo de una mujer de menor edad, y si estás leyendo esto es porque quieres comprobarlo.
Un día eres joven, y al otro disfrutas ir a la farmacia a comprar cremas. O de pronto ya no te gustan los sitios ruidosos y detestas a tu vecino, el que le gusta oír música a todo volumen.
Ves a la gente joven y suspiras, pensando si eras así de tonta esa edad, y a veces hasta comentas “ya no hacen cosas como las de antes”.
Si te identificas, puede ser que una señora se ha apoderado de ti, y eso no depende de cuántos años tengas, porque ser una señora es un estilo de vida y no tiene que ver con el calendario.
Eres toda una señora de alma si…
Amas tus ‘tuppers’
Por supuesto, el rasgo número uno es la relación casi obsesiva que tienes con tus ‘tuppers’. Comprar ‘tuppers’ te encanta, y te sientes seriamente irritada si alguien se lleva uno y no te lo regresa, o si alguien comete el sacrilegio de extraviarle la tapa a alguno de tus envases.
“Todo está carísimo”
No sabes en qué momento, comienzas a comparar los precios y todo te parece súper costoso. “Todo está carísimo” se convierte en tu nueva frase.
A menudo te encuentras hablando de los precios de las cosas, y hasta te emocionas cuando alguien te pasa el dato de que hay ofertas en algún sitio.
Pareces una sucursal de farmacia
Definitivamente eres una doña porque tienes más medicamentos disponibles que una farmacia local. Tus amigos recurren a ti porque saben que en tu cartera no falta lo que necesitan para un dolor o una gripe.
De hecho, ir a la farmacia es como Disneyland para ti, y puedes pasar mucho tiempo allí comprando cosas que ni siquiera necesitas. Proporcionalmente, tienes una colección de cremas para cada parte del cuerpo.
Porque todo te duele
Es que cada día amaneces con un dolor diferente, y de allí que siempre tengas medicinas. Un día es la espalda, otro las caderas, luego la cabeza… Tienes muchos “achaques”, y eres conocida entre tus allegados por eso. Es probable que hasta te hayan puesto un sobrenombre.
Tienes un serio problema con la falta de limpieza
Ver las cosas desordenadas o sucias te causa un estrés monumental. Limpiar y ver todo en su sitio es lo más cercano al nirvana para ti, y no soportas a la gente que le gusta vivir en la inmundicia.
Además, te molesta mucho que hayas limpiado y alguien más sea descuidado y ensucie, o que pasen cuando estás limpiando el piso.
Hablas con desconocidos
Sabes que eres una señora cuando comienzas a tener conversaciones triviales con completos desconocidos. Punto extra si hablan de gatos o mascotas, el clima y de cómo “los jóvenes de ahora” son irrespetuosos, extraños y llevarán al mundo a su perdición.
Prefieres dormir que salir
Rara vez aceptas una invitación a alguna fiesta, porque simplemente prefieres estar en tu cama viendo algún streaming. Además, ¿quién quiere estar en un sitio ruidoso cuando puedes estar en tu cama en completa relajación?
Eso de que los viernes eran para salir de fiesta ya no va contigo. Y lo que te causa más alegría que eso es hacer compras por internet con delivery para no tener que salir de tu casa.
Bostezas y empiezas a nombrar a los santos
Hay un punto en el que no hay vuelta atrás, y ocurre cuando bostezas y comienzas a a decir cosas como “Ay, dios mío” o “Virgen santísima, qué sueño”. Después de que cruzas ese punto, tu juventud oficialmente quedó en el pasado.
Tienes afición por las plantas o los animalitos
No sabes en qué momento se te llenó la casa de plantas, aprendiste a cuidarlas y le has puesto nombre a cada una. Cuando nadie te ve, incluso puedes hablarles.
Puede ser que además te gusten los animalitos, y tengas varias mascotas a quienes también les hablas, y vives diciendo que su lealtad es mejor que la de cualquier persona.
Bonus
También eres una señora si tienes una bolsa donde guardas otras bolsas y ya sabes diferenciar los vegetales del mercado, esos de los que antes no sabías ni el nombre. Además, has alcanzado el nivel premium de señora si tus fantasías son tener un ‘air fryer’ o un juego de ollas nuevo.
Si te parece que eres una señora después de leer esto, no te preocupes. La juventud está sobrevalorada.