Los reguladores de California dieron luz verde para que las empresas Waymo y Cruise, que ofrecen servicios de taxis sin conductor, operen las 24 horas del día en San Francisco.
Sin duda, esta decisión abre la puerta a la expansión de la tecnología de los vehículos autónomos, en la que ya están invirtiendo gigantes como Amazon, Google o Apple, según recoge el periódico The Washington Post.
La decisión de la Comisión de Servicios Públicos de California, que se encarga de regular servicios como la electricidad o el transporte en el estado, se genera pese a la oposición de las autoridades locales; las cuales han señalado que probablemente pedirán que se reconsideren los permisos.
La votación se alargó durante siete horas y finalmente se decidió por dos votos a favor frente a uno en contra.
Waymo, que pertenece a Alphabet (la propietaria de Google), y Cruise son las dos mayores compañías que actualmente están probando sus taxis autónomos en las calles de San Francisco; donde hay docenas de compañías operando este tipo de vehículos.
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Hay ciudadanos que se quejan de los problemas que ocasionan estos taxis sin conductor
A pesar del interés en la tecnología, muchos ciudadanos se han quejado de los problemas que estos coches sin conductor están causando en el tráfico de la ciudad; como atascos o pequeños accidentes.
Incluso, en las noches, algunas figuras enmascaradas lo rodean y se coloca un cono en el capó; provocando un desconcertamiento en el coche autónomo, el cual enciende las luces de emergencia y se detiene en medio del carril.
Este curioso incidente se ha repetido varias veces en y un grupo de activistas se divierte inhabilitando taxis robot por la noche para protestar contra su proliferación, una fuente de fricciones entre el estado de California (oeste) y concejales locales.
“Creemos que todos los autos son malos, no importa quién o qué los conduzca”; aseguró a AFP Alex (nombre ficticio), un idealista del colectivo Safe Street Rebel, radicalmente pro-peatón y pro-ciclistas.
Para él, este vehículo futurista “no es un nuevo modo de transporte revolucionario”, sino que “otra forma de establecer el dominio del automóvil” en la sociedad moderna.