Uno de los más grandes logros que ha tenido la humanidad ha sido llegar a la Luna y tratar de conquistar el espacio con decenas de misiones espaciales buscando desentrañar los misterios del Universo y de nuestro propio origen.
De esta forma, 12 astronautas han caminado sobre nuestro satélite natural en toda la historia, una hazaña que iniciaron los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin al pisar por primera vez su superficie en 1969 y que terminó con Eugene Cernan y Harrison Schmitt en 1972 bajo el exitoso programa espacial Apolo de la NASA.
Sin embargo, a estos astronautas también se ha sumado un nombre que ha pasado desapercibido pero es considerado como la única persona que “permanece” en la Luna luego de que sus cenizas fueran esparcidas allí.
El astrofísico y geólogo estadounidense Eugene Shoemaker es conocido como el único ser humano que permanece física y espiritualmente en nuestro satélite.
“Puedo mirar hacia la Luna e imaginarlo allí, con sus rocas, mirándome. Todavía ilumina cada uno de mis cielos nocturnos”, indicó en su momento Carolyn Shoemaker, científica y esposa de Eugene.
Este hombre nació en Los Ángeles en 1928, ingresó a la universidad con tan solo 16 años y fue conocido como uno de los científicos y astrónomos que más aportes hicieron a la ciencia espacial.
Un sueño cumplido
Con sus conocimientos y estudios pudo iniciar su propia carrera como astronauta y geólogo, por lo que fue considerado como el primer candidato científico que caminaría en la Luna.
Sin embargo, este soñado viaje no se hizo realidad ya que en medio de su entrenamiento con el programa espacial Apolo se le detectó una enfermedad en su glándula renal que le provocaba unos problemas de salud que no le permitirían ser astronauta.
Shoemaker decidió continuar con sus aportes a Apolo debido a sus grandes conocimientos sobre la Luna y su superficie; por lo que se convirtió en un maestro para los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin.
De esta forma, este científico fue testigo de como sus aportes permitieron escribir una de las más importantes páginas en la historia de la humanidad y la exploración espacial.
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De hecho, muchos lo consideran como el fundador de las astrogeología ya que demostró que muchos accidentes geográficos en la Tierra y en otros cuerpos espaciales se habrían formado por los impactos de meteoritos.
“Aunque su propia carrera como astronauta y geólogo se vio interrumpida por un problema de salud, ayudó a entrenar a los astronautas del Apolo en geología y en la investigación de la superficie lunar”, reseña la NASA.
Asimismo, se dedicó a la investigación de asteroides y cráteres en el Instituto de Tecnología de California (Caltech) y fue el fundador del Programa de Investigación Astrogeológica del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS)
Shoemaker falleció en un accidente de tránsito en Australia en 1997 cuando se encontraba con su esposa Carolyn realizando estudios geológicos en este país. De hecho su compañera de aventuras científicas murió en septiembre de 2021 y también fue reconocida por descubrir decenas de cometas y asteroides.
Tras la muerte del ‘Gran Gene’, la NASA quiso rendirle un homenaje y decidió enviar parte de sus cenizas en la sonda espacial Prospector, la cual se estrelló de forma controlada en la Luna en 1998 esparciendo sus restos en una zona del polo sur.
De esta forma, Eugene Shoemaker se convirtió en el primer y único humano cuyas cenizas descansan en la Luna como un reconocimiento a sus aportes a la ciencia espacial, los cuales también contribuyeron para que la humanidad pisara este satélite natural y pudiera investigar su superficie.
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