El SIDA apareció por primera vez en el mundo en el año 1981 en Nueva York y en California exclusivamente en personas de la comunidad LGBTQ. Sin embargo, 2 años más tarde se detectó el primer caso de esta terrible enfermedad en un individuo heterosexual el cual había tenido vínculos con drogas intravenosas.
Desde esa fecha se entendió que esta patología podría afectar a cualquier persona, pero la tendencia ha desfavorecido a los hombres homosexuales siendo la población que presenta mayor número de contagios. No obstante, en el Reino Unido se registró un alza en el número de casos de VIH en pacientes heterosexuales, algo que no sucedía desde hace mucho tiempo.
Para 2022 el 49 % de los nuevos diagnósticos en Inglaterra son entre personas heterosexuales, con una distribución casi uniforme entre hombres y mujeres. Por el contrario, los homosexuales y bisexuales conformaron el 45% de los casos. Esto claramente representa un cambio en la forma en que se desenvuelve esta epidemia, al menos en el Reino Unido.
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Los homosexuales y las señales de alerta
Afortunadamente, estas cifras no representan un incremento en el número de casos entre heterosexuales. Los científicos explican que este cambio en la tendencia se debe a una disminución del 71% en el diagnóstico del SIDA entre hombres con tendencia homosexual. Acompañado además, por un aumento en el número de pruebas rápidas y gratuitas de VIH, las cuales pueden entregar resultados confiables en menos de 5 minutos.
Adicionalmente, la distribución de la píldora de prevención de la PrEP (profilaxis previa a la exposición) ha demostrado ser muy eficaz para proteger contra el VIH. Sin embargo, se ha comprobado en algunos ensayos que menos del 4% de la muestra que utilizan esta píldora antes de sus encuentros sexuales, se definen como heterosexuales. Aún no ha permeado este medicamento fuera de la comunidad LGBT.
Un futuro esperanzador
Recientemente, la farmacéutica Moderna anunció que comenzaría a realizar los ensayos clínicos en humanos de una posible vacuna contra el VIH que usa la tecnología de ARN mensajero (ARNm); la misma que emplea para su vacuna contra la covid-19.
De ser efectiva esta vacuna ayudará a los más de 37 millones de personas que vivían con el VIH en todo el mundo en 2020.