Ana Paula Tolosa Safigueroa es un claro ejemplo de que nunca hay que rendirse. Tras enterarse que había sido adoptada, emprendió una búsqueda para conocer a sus verdaderos padres, que terminó en medio de la pandemia.
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Desde que nació fue separada de su verdadera familia con engaños. Ahora que conoce su historia, relató cómo su madre biológica pensó que había dado a luz a un niño y que su verdaderos progenitores nunca la había dejado de buscar.
“Cuando nací, la partera le dijo a mi madre que yo era varón y que me habían entregado a unas personas en Magdalena. Todo era mentira, para que jamás pudieran encontrarme”, dijo Ana Paula.
Las sospechas iniciaron cuando Ana Paula Tolosa era una adolescente
La mujer relató que durante su infancia estuvo a 20 calles de la casa de sus verdaderos padres. Sin embargo, cuando cumplió 13 años se mudó a la ciudad de Bragado, donde empezaron las dudas sobre su relación con la familia que la crio.
“Yo siempre supe que no era parte de esa familia. Les decía que no me parecía en nada a ellos, no desde lo físico, sino en los valores. No estaba de acuerdo con su mirada del mundo”, dijo.
No obstante, su familia de acogida nunca le reveló la verdad y siempre encontró la excusa perfecta para desviar las sospechas de Ana Paula.
Siendo una adolescente, empezó a buscar documentos que le ayudaran a confirmar sus sospechas, pero le fue difícil corroborar lo que sentía, ni siquiera cuando vio su partida de nacimiento. En esta vio que no estaban escritos los nombres de sus padres y que le dijeron que “había nacido en un parto natural en casa”.
Ana Paula Tolosa retomó su búsqueda y fue conociendo la verdad
Por años, Ana Paula pausó la búsqueda de la verdad, tuvo dos hijas que le consumieron todo su tiempo debido a los cuidados que debía darles. Pero a los 25 años decidió viajar a casa de una tía con la esperanza de que ella le contara algo.
“Ella estaba pelando papas en la cocina, de espaldas a mí y yo le dije ‘viste que al final me dijeron la verdad, que soy adoptada’. Cuando se dio vuelta, vio en mi cara que era ella quien me estaba confirmando mis sospechas”, continuó su relato.
Allí habló con un primo, quien también era adoptado, y fue él quien le dio apoyo para contactar a la partera. Una vez dio con su paradero, la confrontó: “Me dijo que había nacido allí y no quiso darme más información. Yo sentí que ese era el lugar en el que tal vez iba a estar más cerca de mi mamá”.
Con esa información, su madre adoptiva no tuvo más remedio que aceptar toda la verdad, pero no sabía nada de su familia biológica, dando inicio a otra batalla en su vida.
“Desde ese momento golpeé puertas en la secretaría de Derechos Humanos, fui a Abuelas, escribí a programas como ‘Gente que busca Gente’ pero sabía que era buscar una aguja en un pajar”, dijo.
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Tras 24 años de búsqueda, finalmente conoció a su familia biológica
Pasaron 24 años y nunca se rindió. Finalmente, en 2020 su vida dio un giro de 180 grados. “Fueron 24 años en los que no me di por vencida. Nunca dejé de buscar a mi mamá. Hace 10 años empecé a usar las redes sociales para mandar mensajes a ver si obtenía respuesta. Para mi cumpleaños subía un video contando mi historia”.
Uno de estos mensajes fue visto por una mujer, quien al ver el parecido que tenían, hizo contacto y empezaron a atar los cabos sueltos.
Allí supo que sus papás nunca dejaron de buscarla, pero al pensar que había sido un niño, sus esfuerzos nunca fueron exitosos. Pero aún quedaba confirmar si tenían alguna relación.
En agosto de 2020 se sometió a una prueba de ADN, la cual arrojó una coincidencia del 99.9 % con su padre y madre. Ese mismo día hablaron a través de una videollamada.
Debido a la pandemia ni fue fácil tener un primer encuentro, pero lograron hacerlo y lograron darse su primer abrazo.
“Cuando finalmente abracé a mi mamá después de 48 años me di cuenta, al escuchar su corazón con el que había estado en contacto durante los nueve meses de la gestación, que no necesitaba ningún ADN. Era ahí donde siempre debía haber estado. Lo mismo me pasó al escuchar la voz de mi papá”, agregó Ana Paula.
Luego conoció la verdad. Sus padres le contaron que su abuela materna estaba en contra de la relación de sus padres y por su voluntad decidió darla a la partera, quien luego la entregó a la familia que la crio.
Ahora, Ana Paula emprendió una nueva lucha y es restituir su nombre para tener los apellidos de su familia biológica.
“Uno firma con un nombre, que nos acompaña en todo lo que hacemos, que nos identifica y yo necesito recuperar mi identidad de origen, mi nombre”, indicó a TN.com.