La monja francesa Lucile Randon falleció a los 118 años, luego de que fuera reconocida como la persona más longeva del mundo.
Esta religiosa nació el 11 de febrero de 1904 en Alès (sudeste de Francia) y en 2022 fue reconocida con este título, luego de que la abuela japonesa Kane Tanaka, que ostentaba este récord, falleciera a los 119 años.
De esta forma, la hermana Lucile Randon se convirtió en un gran ejemplo de vida por la forma como logró sobrellevar 118 años sobre su espalda, sobreviviendo a dos guerras mundiales, varias epidemias e incluso a un contagio del COVID-19.
Precisamente, esta monja vivió la pandemia de la gripe española que azotó al mundo en 1918 cuando ella a penas tenía 14 años.
La historia de la hermana André, como fue conocida, le dio la vuelta al mundo y empezó a salir en todos los medios de comunicación tras la muerte de Kane Tanaka, que hasta el 19 de abril de 2022 tenía el Récord Guinness como la persona viva más longeva del planeta.
De esta forma, esta monja heredó este reconocimiento para convertirse en la ‘decana de la humanidad’.
De hecho, la organización de los Guinness World Records explicó que Randon se había convertido en la segunda persona francesa y europea más longeva de la historia, así como la monja más anciana que jamás había vivido en el planeta.
Lucile Randon vivió sus últimos años en una residencia para ancianos en Toulon (Francia) en donde atendió desde políticos hasta decenas de periodistas que quisieron reseñar su historia de vida.
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A pesar de que siempre quiso estar acompañada, con el paso de los años le empezó a molestar recibir tantas visitas.
En los últimos años fue considerada como una de las mujeres más longevas de Europa y del mundo y muchos no pueden creer la vitalidad que tiene a pesar de su avanzada edad.
La hermana Randon había perdido la visión y no podía caminar. A pesar de esto, ella siempre mantuvo la rutina diaria al desayunar y asistir a una misa matutina.
Además, le gustaba la tranquilidad que le brindaba los jardines de este asilo y por eso solía recorrerlos en su silla de ruedas para disfrutar de la brisa de esta región del Mediterráneo.
Para muchos, la hermana André parecía una mujer imprevisible ya que la pérdida de su visión la llevó a pensar y rezar de forma más profunda.
Su historia de vida
Curiosamente, Lucile nació en el seno de una familia protestante no practicante y desde muy joven trabajó como profesora de niños de varias familias en Francia.
Fue bautizada a la edad de 26 años e ingresó a la vida religiosa más tarde de lo normal ya que empezó a ser parte de la congregación de las Hijas de la Caridad a los 41 años.
Desde entonces dedicó todos estos años a Dios y la vida la sorprendió al darle un gran estado de salud que le ha permitió presenciar varios de los grandes hechos que han marcado la historia de la humanidad.
En los último años, debido a su avanzado estado de edad, solo sufrió de una rigidez muscular y articular que le afectó su movilidad y curiosamente no tomaba muchos medicamentos.
“Me levantan a las 7:00 a.m., me dan mi desayuno, luego me ponen en mi escritorio donde me mantengo ocupada con pequeñas cosas”, indicó la hermana a los Guinness Récords en 2022 tras ser reconocida con el título de la persona más longeva del mundo.
Lucile era amante de los dulces y tomaba una copa de vino todos los días, por lo que muchos consideran que este sería su secreto para tener una “eterna juventud”.
“Su copa de vino la mantiene y es quizás el secreto de su longevidad. No sé, ¡no animo a la gente a beber una copa de vino todos los días!”, indicó un miembro del personal del hogar geriátrico.
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La hermana André esperaba superar a la francesa Jeanne Calment, que hasta la fecha es considerada como la persona más vieja del mundo de todos los tiempos; luego de que muriera en 1997 con una sorprendente edad de 122 años y 164 días; pero solo le faltaron cuatro años para superar esta marca.
Esta monja siempre tuvo como objetivo vivir cerca de cuatro años más, un número que para una persona del común puede ser un corto tiempo, pero la percepción cambia para una mujer que vivió 118 años en este planeta.
Lucile Randon no le tenía miedo a morir y estuvo a tan solo unas semanas de celebrar 119 años, en los que hizo todo lo posible por disfrutar de chocolates, postres y su comida favorita.
Finalmente, la española Maria Branyas se convirtió en la persona más longeva del mundo con sus 115 años tras conocerse la noticia sobre la muerte de la monja francesa.